Las nubes realzan los amaneceres, reflejando los tonos rojizos de la luz antes de que el sol emerja de las aguas. Estos amaneceres son fabulosos, dignos de ser disfrutados, aunque estemos en invierno a 4ºC.
Sin embargo hoy no quería nubes en mi amanecer. Hoy quería un cielo despejado porque quería ser testigo de un fenómeno que, aunque se repita con relativa frecuencia, no es normal que suceda justo al amanecer: un eclipse de sol.
Son las 8:22. Hace 4 minutos que el sol debería haber emergido del agua, pero las nubes lo han impedido. Ahora emerge tímidamente por un hueco entre las nubes. Nos imaginamos que esa línea oscura que lo cubre es el horizonte.
Las 8:28. Falta media hora para la máxima ocultación del sol, pero en breve serán las nubes las que eclipsarán el sol. Esto es lo máximo que voy a poder ver. Me tengo que ir.
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