Sin duda las arañas son feas, o a mí me lo parecen. Pero cuando te acercas lo suficiente para verlas cara a cara, te das cuenta de que, además, son horripilantes.
Ésta se encontraba reposando tranquilamente en una pared de la casa del ermitaño del santuario de la Virgen de la Peña. Me estuvo contemplando pacientemente con sus múltiples pares de ojos mientras buscaba en mi bolsa la lente de aproximación. Supongo que debió verse guapa en el reflejo de la lente, porque no huyó despavorida.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Autres directions
Porque no siempre hay que hacer lo que te dicen los demás. Porque no siempre tienes que ir a donde va todo el mundo. Porque tienes que ser tú.
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