Corre el año 1297. En la roca de Montecarlo hay una fortaleza de los gibelinos. Es de noche y un monje se acerca al puesto de guardia de la entrada. Se repente saca una espada de debajo del hábito y mata al guardia, y seguidamente entra un grupo de soldados a tomar la fortaleza. Ese monje disfrazado era François Grimaldi, enemigo de los gibelinos desde que lo expulsaron de Génova y el primero de toda una dinastía que perdura hasta hoy.
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