A los pies de la basílica de Notre-Dame de La Garde, la "Bonne Mére", tenemos una vista incomparable de la franja marítima de Marsella, con el puerto viejo, el nuevo y las islas Frioul. Si a esto le sumamos la puesta de sol podemos entender por qué éste es un lugar tan frecuentado por los marselleses al caer la noche.
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