En un lugar dominado por vistosas vidrieras de colores, las simples ventanas que sólo dejan pasar la luz tienen que esconderse en rincones lejos de las miradas de la gente.
Es curioso que nadie hacía caso a este rincón de la basílica, y cuando me detuve a hacer esta foto un grupo de gente se arremolinó detrás mío y cuando me marché aún seguían observando la ventana.
miércoles, 2 de mayo de 2012
Proyección
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