A pesar de hay muchas zonas de la marisma separadas de los visitantes por grandes mamparas de madera con orificios por los que mirar, los caballos se percatan de nuestra presencia por más discretos que seamos. No es que él se haya sorprendido, sino que me ha sorprendido a mí.
Qué preciosidad! Parece que esté posando.
ResponderEliminarPues no me extrañaría...
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