La revolución industrial en Catalunya fue posible gracias al río Llobregat. A lo largo de casi todo su cauce se instalaron industrias y colonias obreras y durante casi dos siglos, a cambio de agua, energía y transporte, vertieron a sus aguas todos sus deshechos. Hoy en día, gracias al esfuerzo de recuperación del medio podemos ver flamencos alimentándose en sus aguas, e incluso una colonia de gaviotas corsas reproduciéndose en un pequeño islote de la desembocadura del río.
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