Y uno se pregunta, ¿qué gracia puede tener subir montañas? Pues subir montañas es una lucha consigo mismo, una batalla constante de superación para saber hasta dónde uno puede llegar, y con la montaña como medio para conseguirlo. La recompensa final es saber que se ha superado el reto, y también unas inmejorables vistas.
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