Fotografías por placer
Colgadas en una pared de la alcoba las ropas que vestían a los señores de la casa. No eran las mejores, sino las de cada día, pero en cualquier caso mejores que las de los masoveros.
No valía la pena intentar salvar un lugar condenado al olvido tras cincos siglos de existencia.
La amenazante sombra del monstruo sembraba el pánico allá donde se proyectase.