Bolsas

Me hizo gracia la mirada de la chica, que no estoy del todo seguro de que se dirigiera a la bolsa del chico, pero en la perspectiva queda curiosa.

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Firenze, Toscana (Italia).

La escalera del pantano

Escalinata que asciende al pantano de Vallvidrera. Había muchísimo más tránsito de personas y de bicicletas de lo que puede parecer aquí.

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Vallvidrera, Barcelona.

Can Mariner

La masí­a de Can Mariner, en Horta, es una de las más antiguas de Barcelona, documentada ya en el siglo XI. Actualmente es una biblioteca municipal, cosa que quizás puede explicar qué hace un libro en la escalera de la entrada.

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Carrer del Vent, Barcelona.

Volverá

Cuentan que frotar el hocico del "porcellino" hace que tarde o temprano regreses a Florencia. No sé si habrán vuelto todos los que lo han frotado, pero queda manifiesto el desgaste del bronce desde que a alguien se le ocurrió semejante idea.

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Firenze, Toscana (Italia).

Imitación

Detalle del suelo de la zona de recreo al pie del pantano de Vallvidrera. Parece como si las hojas que caen de los árboles quisieran encajar en los huecos del pavimento.

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Vallvidrera, Barcelona.

Maltratado

No parece ser éste el lugar donde deba estar un libro. Así tratamos la cultura.

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Carrer del Vent, Barcelona.

Autorità

Cuando callejeo suelo lleva la cámara en la mano, atada a la muñeca, y con el dedo listo para disparar, aunque yo no mire ni encuadre. A veces salen fotos como ésta.

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Firenze, Toscana (Italia).

La mina

Parece un insignificante agujero abandonado al lado del pantano de Vallvidrera, pero este túnel llamado "mina Grott" está lleno de historia. Mide 1,5km y fue construido en 1855 para llevar agua desde el pantano hasta en antiguo municipio de Sarrià.

A principios del siglo XX se presentó un proyecto para hacer pasar por él un tren de pasajeros. Este tren fue el primer tren eléctrico de pasajeros de España y consistía en un vagón de 36 pasajeros que circulaba por una vía de 60cm de ancho. El túnel estaba iluminado por bombillas de colores. Circuló unos pocos meses, entre 1908 y 1909, pero fue tal el éxito que viajaron 40.000 barceloneses en tan corto periodo de tiempo. El nuevo parque de atracciones de Tibidabo y el tren de Sarrià ejercieron una competencia demasiado dura.

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Vallvidrera, Barcelona.

Vigilantes

Me hizo gracia ver estos gatos apostados de esta manera delante de la casa. Parecía que uno era el guardián de la puerta y el otro el de la ventana.

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Carrer Granollers, Barcelona.

Porciones

Como la pizza italiana no hay ninguna. Que se abstengan los imitadores.

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Firenze, Toscana (Italia).

Inquietud

El no saber qué hay detrás de una curva suele generar inquietud. A mí­ me genera interés por descubrirlo.

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Vallvidrera, Barcelona.

Luz propia

Siempre me han llamado la atención estas flores que se ven en muchos muros y setos en primavera y principios de verano, con un color tan vivo que parece que emitan luz propia.

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Carrer Granollers, Barcelona.

Melone o limone

¿Cuál será la fruta elegida?

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Firenze, Toscana (Italia).

Una mañana de primavera

Una soleada y fresca mañana de primavera después de misa. La iglesia actual de Santa Marí­a de Vallvidrera fue construida sobre el siglo XVI, aunque hay documentos que hablan de ella desde el año 987.

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Vallvidrera, Barcelona.

Última mirada

Un último vistazo a la calle Aiguafreda antes de proseguir mi camino hacia otros rincones para mí desconocidos.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Navegante

Un piragüista pasando tranquilamente por debajo del Ponte Vecchio de Florencia, ajeno al infernal ajetreo de turistas por las calles de la ciudad.

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Firenze, Toscana (Italia).

A toda vela

Me hizo gracia ver esta jardinera de piedra con el grabado de los remeros, y a la vez las plantas que parecí­an mástiles con las velas desplegadas.

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Vallvidrera, Barcelona.

El huerto

Al otro lado de los pozos y los lavaderos están los antiguos huertos. Hoy en día sale más a cuenta comprar las hortalizas en la tienda, por lo que estos rincones se usan para descansar y disfrutar del momento.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Cuclillas

Curioso el pie de las farolas que flanquean el río Arno en Florencia. Parece que este a punto de levantarse y echarse a andar.

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Firenze, Toscana (Italia).

Sin ángulo

El pequeño cementerio que hay frente a la entrada de la iglesia de Santa María de Vallvidrera apenas deja espacio para hacer una foto de la fachada. Esto es lo máximo que pude pillar con 18mm.

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Vallvidrera, Barcelona.

El gato incoloro

Los gatos callejeros campan a sus anchas por la calle Aiguafreda. No se asustan ni les molesta la presencia de extraños, pero tampoco se muestran muy amigables. Son los dueños de la calle.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Postal de Florencia

Lástima de la corriente del río, que podría haber pillado un bonito reflejo del puente en el agua. El famoso Ponte Vecchio de Florencia es el puente de piedra más antiguo de Europa, del año 1345. Fue el único puente de Florencia que no destruyeron los alemanes durante su retirada el 4 de agosto de 1944, dicen que por orden expresa de Hitler.

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Firenze, Toscana (Italia).

Mirada cautiva

Creo que uno de los motivos de la estrecha y duradera relación entre humanos y perros es la capacidad de expresión de ambos, que permite hacer uso de la empatía para comunicarnos y entendernos. Con una mirada así, ¿creéis que es necesario hablar?

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Vallvidrera, Barcelona.

Coberturas

Diferentes coberturas para la calle: un puente, un arco de buganvillas y un porche de parra al fondo.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Excepto autorizados

Un mensaje en una señal de tráfico en Florencia. Hay muchas más señales así, pero no tuve tiempo de buscarlas.

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Firenze, Toscana (Italia).

Preguntas y respuestas

Cuando te asaltan las dudas necesitas respuestas. Las margaritas, esa Wikipedia de los campos.

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Vallvidrera, Barcelona.

Colores de primavera

Luz brillante y cálida que baña las casas de las lavanderas, y que hace vibrar los colores de las flores. Lugar y momento ideales para plantar un caballete y plasmar en un lienzo o en una acuarela lo que ven los ojos.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Cruzando el puente

La intensa actividad comercial del Ponte Vecchio. Cuentan que hay tantas tiendas porque los vendedores no tenían que pagar aquí tasas ni impuestos. Prácticamente todo son joyerías.

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Firenze, Toscana (Italia).

La mirada del conejo

A pocos centí­metros del suelo el mundo se ve diferente.

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Vallvidrera, Barcelona.

Tranquilidad

Este rincón de la calle Aiguafreda, en el barrio barcelonés de Horta, me recuerda los tranquilos patios de las casas de pueblo.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Jardines en el puente

Ganándole terreno al puente y al río. Curiosidades arquitectónicas en el Ponte Vecchio.

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Firenze, Toscana (Italia).

La casita adosada

A un lado de la iglesia de Santa Marí­a de Vallvidrera hay una pequeña casa. Seguramente se trata de la parte trasera de la casa del rector. Es muy afortunado de poder disfrutar de este rincón.

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Vallvidrera, Barcelona.

A la sombra

Esta calle es muy frecuentada por gatos. Me imagino que ellos la deben ver así­.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

En la orilla del Arno

Visto el verano pasado al llegar a la orilla del río Arno, cerca del Ponte Vecchio en Florencia.

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Firenze, Toscana (Italia).

Escalones

Peldaños que no conducen a ninguna parte, pero que alguien puso aquí por algo, quizás para que yo hiciera esta foto.

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Vallvidrera, Barcelona.

Los viejos lavaderos

Aquí­ se lavó durante muchos años la ropa de las familias acomodadas barcelonesas. Las lavanderas se dejaban literalmente la piel de sus manos frotando la ropa con agua helada.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Arte

Sin duda Florencia es como un enorme museo al aire libre. Todos sus rincones respiran arte.

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Firenze, Toscana (Italia).

Licor de otoño

Estas bayas de madroño empiezan a madurar para estar en su punto en otoño. Son tan dulces que sólo con que se pasen un poco de ese punto, se inicia la fermentación alcohólica en el mismo árbol, y los animales que las coman pueden llegar a emborracharse.

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Vallvidrera, Barcelona.

Aiguafreda

La famosa calle de las lavanderas de Horta. Bueno, la última que queda. Cada casa tiene su huerto, su pozo y su lavadero. Quizás el nombre de la calle, Aiguafreda, tenga que ver con la temperatura del agua que utilizaban las lavanderas.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Atleta

Sin duda debe serlo, por lo que puede haber comprado según el logo de la bolsa, y por el estilo de su calzado.

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Firenze, Toscana (Italia).

El pie

No hace falta mucho esfuerzo para imaginar que este árbol es como el pie de una enorme ave.

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Vallvidrera, Barcelona.

La industria de la lavanderí­a

La abundancia de agua en este barrio llevó al desarrollo de una próspera industria de la lavanderí­a. Antes de que se inventara la lavadora, las vecinas de esta calle bajaban los lunes a Barcelona a recoger la ropa de las familias acomodadas, y se la devolví­an limpia los sábados. Esto sucedió desde el siglo XVII y hasta mediados del XX.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

La aterradora paloma sin cabeza

Las palomas son una gran amenaza para el arte. Afortunadamente ésta no es la estatua original del Rapto de la Sabina de Giambologna sino una copia instalada en el 2008.

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Firenze, Toscana (Italia).

Se puede

Con tesón, voluntad y decisión se puede salir de la droga, como este macho de Oedemera nobilis que escapa de esta flor de adormidera, de cuyas semillas se extraen el opio, la heroína y la morfina, entre otras drogas.

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Vallvidrera, Barcelona.

El lugar donde no pasa el tiempo

Entrar en esta calle es como dar un salto en el tiempo y en el espacio. Uno nunca diría que ahí­ fuera hay millones de personas.

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Carrer Aiguafreda, Barcelona.

Aires de tormenta

Esta semana se ha celebrado en Igualada el European Balloon Festival, como cada año. Yo es la tercera vez que voy, y aunque siempre es más o menos lo mismo, también es verdad que se trata de un evento muy fotografiable. Cada vez que voy se me ocurren nuevas cosas para la próxima vez. Así que prometía ser una jornada fotográficamente interesante, pero en el momento en que tenía que llevarse a cabo la competición el parte meteorológico aconsejó no disputar la prueba, y sólo se elevaron dos globos para deleite de los asistentes.

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Igualada, Barcelona.

Prohibido sentarse

Piedra recien recompuesta, por lo visto, o una invitación a evitar el sedentarismo. La señalización es elocuente.

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Firenze, Toscana (Italia).

La curva de las monjas

Se llamaba "curva del Fero". El 27 de julio de 1936 cinco monjas fuero apresadas en un convento cercano y, tras negarse a apostatar, fueron conducidas a esta curva de la carretera de Vallvidrera y fusiladas. Hoy esta curva se llama "de las monjas", y en ella hay una cruz de piedra con los nombres de las cinco mártires.

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Vallvidrera, Barcelona.

La otra ciudad

ɉsta es la primera foto de una nueva serie en la que quiero descubrir y mostrar las otras barcelonas, lugares y rincones en los que te olvidas de que estás en la gran y moderna ciudad de Barcelona. Empezamos por el barrio de Horta.

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Carrer Granollers, Barcelona.

Prêt-à-porter

Típicos souvenirs para llevar puestos y recordar a los demás dónde has pasado las vacaciones. Excepto las camisetas de abajo, que no dicen nada.

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Firenze, Toscana (Italia).