Sayonara vacaciones

Nuestro ferry estaba entrando por la bocana del puerto de Barcelona y yo me encontraba en cubierta con mi cámara, viendo cómo me acercaba a mi ciudad. No es frecuente ver deambular barcos de guerra por la costa de Barcelona, así que al ver un par de ellos cerca del horizonte me dispuse a hacerles alguna foto. No son muy nítidas dadas la distancia y el movimiento de mi barco. Cuando miré en detalle la bandera que ondeaba en popa me sacudió una extraña sensación, como si hubiera regresado al pasado y a otro lugar. Afortunadamente tenemos internet y tras una pequeña búsqueda resultó que este barco de guerra es el destructor Shirayuki de la escuadra de instrucción de la Fuerza Marítima de Autodefensa de Japón que se encontraba estos días de paso en Barcelona.

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Port de Barcelona.

Opulencia

No todo es tradición y vida rural en Cerdeña. En la Costa Smeralda, al nordeste de la isla, se concentra el turismo de lujo y superexclusivo de Europa, aunque las carreteras no son las más adecuadas para conducir coches de 1200CV y 2 millones de euros como este Bugatti Veyron Super Sport Record Edition, para el que se podía solicitar una prueba.

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Porto Cervo, Sardegna (Italia).

Parecidos razonables

Resulta curioso que el baile tí­pico sardo se parezca a la "sardana" catalana, al igual que, aunque no la lleven estos bailarines, la gorra sarda o "berritta" se parezca a la "barretina" catalana.

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Badesi, Sardegna (Italia).

Carrasecare de Otzana

Cerdeña es tierra de costumbres ancestrales. Una de ellas son sus carnavales, que se representan de diferentes maneras en los diferentes municipios, aunque todos tienen como denominador común que empiezan en enero, después de la festividad de San Antonio Abad, que su origen se pierde en la noche de los tiempos, y que simbolizan la vida rural. El de Ottana, en el centro de la isla, se le llama "Carrasecare de Otzana", y "Sos Merdules" (los campesinos) capturan y domestican a "Sos Boes" (los bueyes, cabras, cerdos y demás animales), mientras "Sa Filonzana" (una hilandera parecida a una bruja que representa la vida y la muerte) se pasea entre ellos. Los carnavales sardos son un motivo para visitar la isla en invierno.

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Golfo Aranci, Sardegna (Italia).

Último amanecer

El sol se empieza a elevar por levante a medida que me alejo de Cerdeña. Han sido unos 2.100km recorriendo el norte y el noroeste de la isla, con una visita a la capital Cagliari, y me llevo poco más de 1.500 recuerdos en forma de imágenes. Es la vez que menos fotos he hecho porque las cosas que más me han sorprendido no se pueden fotografiar. Han sido la amabilidad de los sardos, los olores del aire y los sabores en la mesa lo que más me ha gustado de esta isla, a la que no descarto volver en otra ocasión.

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Porto Torres, Sardegna (Italia).

Volar

El reciente fallecimiento de Álvaro Bultó me pilló de vacaciones. Ahora que tengo acceso a mis últimas fotos en mi ordenador hago un pequeño inciso para recordarlo. ɉsta foto corresponde a uno de sus últimos vuelos, el pasado mes de julio en el European Balloon Festival de Igualada. Una de estas "estrellas" es Álvaro. Hace 3 dí­as hizo su último vuelo, pero esta vez hacia arriba. Descanse en paz.

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Igualada, Barcelona.

Vamos a la playa

Os dejo aquí­ otra postalita veraniega. Se trata de la playa de "La Pelosa" en Stintino, quizás la playa más concurrida de Cerdeña. Aquí veis sin duda una imagen relajante, pero no os podeis imaginar el hervidero de gente que habí­a a mis espaldas.

Esta playa está en la punta noroeste de la isla de Cerdeñaa, en el estrecho de Asinara. Al fondo podeis ver la torre defensiva de la Pelosa, del siglo XVI, que se utilizaba para controlar que no entraran barcos en el golfo de Asinara por el estrecho, donde veis romper olas. A la derecha está la pequeña Isola Piana y detrás de ésta la Isola d'Asinara.

Se cree que el nombre de La Pelosa viene de la acumulaciín de algas en esta playa, y aunque es famosa actualmente por la transparencia de sus aguas y la blancura de su arena, doy fe de que al otro extremo de la playa hay enormes acumulaciones de algas muertas que os enseñaré otro dí­a.

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Spiagga La Pelosa - Stintino, Sardegna (Italia).

La Trinità di Saccargia

Una de las caracterí­sticas de las carreteras sardas es que son muy solitarias y por ello de noche son muy oscuras. E impresiona cuando en un cambio de rasante surge ante tí­, y en todo su esplendor, una joya del románico toscano en tierras sardas como la basí­lica de la Trinità di Saccargia, construida en el siglo XII.

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Codrongianos, Sardegna (Italia).

Momento de paz

Si hay algo que estoy viendo mientras recorro la isla de Cerdeña es la tranquilidad que se respira en casi todos los rincones.

Aquí­ estoy yo contemplando la puesta de sol sobre el golfo de Asinara, desde la moderna iglesia campestre de San Francesco di Li Mucci, inaugurada en 1995.

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Li Mucci - Badesi, Sardegna (Italia).

Postalita veraniega

Bosa es un pintoresco pueblo costero de Cerdeña, en la provincia de Oristano. A diferencia de otros pueblos costeros, Bosa está orientado de cara al rí­o, no al mar.

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Bosa, Sardegna (Italia).

Calma aparente

Badesi es un pequeño y tranquilo pueblo del norte de la isla de Cerdeña. Durante el dí­a apenas ves pasar a nadie por las calles, y por las noches tres cuartos de lo mismo. Pero la noche del 13 de agosto organizan un carnaval de verano, y no sé de dónde llega a salir tanta gente. Las inmensas carrozas apenas pueden avanzar por las estrechas calles, y la música y los gritos retumban por las paredes hasta bien entrada la madrugada.

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Badesi, Sardegna (Italia).

Camino al mar

El turismo de Cerdeña está volcado al mar. En el punto más septentrional de la isla está la pequeña localidad turística de Santa Teresa di Gallura. Desde aquí se divisa con claridad la vecina isla francesa de Córcega, aunque lo más interesante son las playas locales de aguas cristalinas.

La noche anterior quise cazar alguna perseida, y además de no conseguir pillar ninguna dejé la cámara con el ISO a 3200, lo que ha provocado que la mayoría de fotos de este día tuvieran un desagradable e inútil grano que se ha llevado detalles al intentar "lavarlo". Inconsciente de mí al pensar que los avisos de sobreexposición de la cámara eran debidos al intenso sol. En fin, cosas que pasan en vacaciones, cuando tienes el pensamiento en stand-by.

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Santa Teresa di Gallura, Sardegna (Italia).

Arrivederci

Llegó el momento de despedirme de vosotros. En pocas horas voy a iniciar un merecido viaje de descanso, otra vez hacia tierras italianas, pero nuevas para mí­. Y evidentemente no me voy a separar de mi cámara para poder guardar en ella todo aquello que me sorprenda. No descarto que durante el viaje tenga la necesidad irrefrenable de sorprenderos con algo, y lo ponga en el blog.

Sed buenos. Nos vemos a la vuelta.

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Firenze, Toscana (Italia).

Casas 7 y 9

Un pasillo privado que conduce al patio donde están las casas 7 y 9 de esta calle. La tranquilidad de la calle me transmití­a serenidad y a la vez inquietud.

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Av. Marquès de Castellbell, Barcelona.

Palabrerí­o

Los hay que hablan demasiado cuando no tienen nada que decir.

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Firenze, Toscana (Italia).

Apagado

El cielo cada vez está de un gris más oscuro, y empieza a levantarse viento. No parece que hoy se vayan a encender los quemadores.

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Igualada, Barcelona.

Un pueblo cualquiera

El marquesado de Castellbell era propietario de extensas fincas en este lugar, ya desde el siglo XVII. Esta avenida en su honor parece la carretera que cruza cualquier pueblo de la geografí­a española de mediados del siglo XX. De no haber los coches ni la moto os la habrí­a presentado en blanco y negro. Estamos en la ciudad de Barcelona.

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Av. Marquès de Castellbell, Barcelona.

Frío y caliente

Para todos los gustos, pero las paidinas ha de ser calientes y las bebidas frías.

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Firenze, Toscana (Italia).

Sombras

Se acerca la hora de la competición de globos. Las nubes siguen cruzándose por delante del sol. Es más, parece que no se quieren ir.

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Igualada, Barcelona.

Torre del moro

Hace años que paso por delante para ir a trabajar y siempre me depertó la curiosidad. Por fin me acerqué con la cámara. Esto es lo que queda de lo que quizás fue una torre de vigí­a de una ciudadela, se cree que del siglo XVI. Hasta principios del siglo XX perteneció al Mas Enrich. Se llama "torre del moro" porque en la ventana del primer piso hay una cara de una mujer, a la izquierda, y una cabeza de un hombre con turbante, a la derecha. A pesar de estar catalogada en el inventario de Patrimoni Arquitectònic de Catalunya, actualmente está "okupada" y no hay previsión de rehabilitación.

Aquí un detalle de la ventana:

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Plaça de la Ciutadella, Barcelona.

Granita nazionale

No sé si la disposición de estos granizados de menta, de limón y de fresa es adrede.

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Firenze, Toscana (Italia).

Esperando

Empieza a llegar gente para ver volar los globos de la edición de este año del European Balloon Festival en Igualada. Pero las nubes parecen presagiar lo que será una mala tarde para volar en globo.

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Igualada, Barcelona.

Contraste

Curioso contraste entre estas viejas casetas y las viviendas del fondo. También existen en ciudades como Barcelona.

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Carrer dels Fontanet, Barcelona.

Historia

Apenas 88 años después de que Colón pisara el nuevo continente, aquí ya se serví­a comida. Se cuenta que en este restaurante vení­a a comer a menudo Leonardo da Vinci con sus amigos. La Osteria dell'Agnolo es sin duda el restaurante más antiguo del mundo.

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Firenze, Toscana (Italia).

Atardecer

Una tarde de primeros de julio. El sol está cansado y ya se quiere ir. Unas nubes se cruzan por delante y ayudan a refrescar el ambiente.

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Igualada, Barcelona.

Que no se pierda el cartero

Un muro de piedra que quizás desciende del trazado antiguo de la calle separa la casa número 26 del nuevo trazado, y tiene que hacer algo para no ser ignorada.

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Carrer Pere Pau, Barcelona.

El conjunto

He necesitado otro vertorama para meter en una sola imagen el baptisterio y la catedral de Florencia. Admito que un poco más atrás ya me cabía todo en un único disparo, pero los edificios cerraban demasiado el encuadre a los lados.

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Firenze, Toscana (Italia).

Analfabetismo

De tanto ver tele a la gente se le olvidan las palabras escritas, y si te ponen un alambre y un cartel que de dice que no pases, es para que no pases. No se aprecia muy bien en la foto, pero a la derecha del cartel hay un pequeño sendero de hierbas pisoteadas que va desde la esquina de la foto hasta la parte central superior. Lo peor del caso es que no tenía ningún sentido pasar por aquí cuando pocos metros más a la derecha había un pequeño sendero que llevaba al mismo sitio.

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Vallvidrera, Barcelona.

Reivindicaciones murales

Diferentes entidades locales se expresan en esta pared abandonada.

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Carrer Pere Pau, Barcelona.

Rinascente

Otra de las curiosas fotos que salen de la cámara cuando cuelga de mi mano. La mayorí­a las borro, pero ésta no sé que tiene que hasta me motiva a publicarla.

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Firenze, Toscana (Italia).

El pantano

Cuando llegué esperaba encontrar un entorno idílico, pero los domingos por la mañana la gente no sabe qué hacer en sus casas y salen a invadir la naturaleza con sus chillidos y carreras por los caminos. Y aquí aún no se ve nada, la foto no da fe del escándalo reinante. Lo que se suponía iba a ser el colofón de mi paseo por Collserola, realmente fue un desengaño.

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Vallvidrera, Barcelona.

El viejo bar

El Ateneu Hortenc fue fundado en 1863 y es la entidad más antigua de Barcelona con actividades continuadas. Se trasladó a este local de la calle Pere Pau en 1935. A través de la ventana aún se percibe esa atmósfera de bar antiguo.

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Carrer Pere Pau, Barcelona.

Controluce

La luz siempre va, y a veces vuelve. Ahí lo dejo.

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Firenze, Toscana (Italia).

La presa

Una joya de la ingenierí­a hidráulica del siglo XIX. Fue construida entre 1850 y 1860 y es un ejemplo excepcional de presa de arco de gravedad a base de ladrillos. Tras quedar en estado de abandono en los años 60 del siglo XX, recientemente se han hecho obras de rehabilitación.

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Vallvidrera, Barcelona.

Correos

Un momento cotidiano en uno de los muchos rincones de la ciudad.

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Plaça d'Eivissa, Barcelona.