Cuando nos asomamos al yacimiento del Born podemos ver la calle central, con una droguería, una taberna, el palacio del cónsul de Holanda... y la calle del Joc de la Pilota, con una casa dedicada al juego. Poco más allá se puede ver un segmento del Rec Comtal, donde artesanos, industriales y en general todo el mundo echaba sus desperdicios. Allí también va a parar la calle de los Corders de Viola, que como el nombre indica fabricaban cuerdas de instrumentos musicales a partir de las tripas que les vendían los carniceros.
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El Born Centre Cultural, Barcelona.
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