Estaba yo limpiando la piscina este primer domingo de verano por la mañana, y alguien me observaba, porque fue sólo dejar los trastos y alejarme un poco de la piscina que una golondrina empezó a hacer rápidos vuelos rasantes para beber agua y remojarse un poco. Como yo no suelo alejarme muchos metros de mi cámara y ésta siempre está preparada, me aposté en una esquina de la casa para seguir discretamente las evoluciones de esta golondrina sobre la superficie de la piscina. Fue un ejercicio realmente difícil porque los movimientos de la golondrina en el aire son totalmente impredecibles. Tan pronto pasa a toda velocidad de izquierda a derecha rozando el agua como levanta el vuelto en vertical y gira 90º alejándose de tí, y luego hace un tirabuzón y vuelve a caer sobre el agua de frente hacia tí. Y a la poca distancia a la que me encontraba, el conseguir una imagen enfocada era cuestión de suerte, aunque tuviera la cámara en enfoque continuo.
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Cunit, Tarragona.
